La Parábola de las Muletas

Cuando hablamos de pensamiento crítico no estamos haciendo otra cosa de fundamentar nuestras ideas.  Puede parecernos un tema complejo, sin embargo es desde la sencillez y la profundidad que debemos ir reflexionando en nuestras creencias pre establecidas, y des-haciéndonos de ellas y siendo realmente quienes somos.  Para empezar te invito a que leas este cuento anónimo que tiene mucho que decirnos.  Al finalizar déjanos un comentario sobre qué te hizo pensar.


Cuento Indio

Había una vez un país donde todos, durante muchos años, se habían acostumbrado a usar muletas para andar.   Desde su más tierna infancia, todos los niños eran enseñados debidamente a usar sus muletas para no caerse, a cuidarlas, a reforzarlas conforme iban creciendo, a barnizarlas para que el barro y la lluvia no las estropeasen.  Pero un día, un sujeto inconformista empezó a pensar si sería posible prescindir de tal aditamento.  En cuento expuso su idea, los ancianos del lugar, sus padres y maestros, sus amigos, todos le llamaron loco:  “Pero, ¿a quién habría salido este muchacho? ¿no vez que sin muletas, te caerás irremediablemente¿ ¿Cómo se te puede ocurrir semejante estupidez?
Pero nuestro hombre seguí planteándose la cuestión.  Se le acercó un anciano y le dijo “¿Cómo puedes ir en contra de toda nuestra tradición.  Durante años y años, todos hemos andado perfectamente con esta ayuda.  Te sientes más seguro y tienes que hacer menos esfuerzo con las piernas:  es un gran invento.  Además, ¿cómo vas a despreciar nuestras bibliotecas donde se concreta todo el saber de nuestros mayores sobre la construcción, uso y mantenimiento de la muleta? ¿Cómo vas a ignorar nuestros museos donde se admiran ejemplares egregios, usados por nuestros próceres, nuestros sabios y mentores?
Se le acercó después su padre y le dijo: “Mira niño, me estás cansando tus originales excentricidades.  Estás creando problemas en la familia.  Si tu bisabuelo, tu abuelo y tu padre han usado muletas, tú tienes que usarlas porque eso es lo correcto”.
Pero nuestro hombre seguía dándole vueltas a la idea, hasta que un día se decidió a ponerla en práctica.   Al principio, como le habían advertido, se cayó repetidamente.  Los músculos de sus piernas estaban atrofiados.  Pero poco a poco, fue adquiriendo seguridad y, a los pocos días, corría por los caminos, saltaba las cercas de los sembrados y montaba a caballo por las praderas”.
Nuestro hombre del cuento había llegado a ser él mismo.

YOLANDA PRADA

Comentarios

  1. Es una parábola muy ilustrativa que nos ofrece una lección que está más vigente en la actualidad. Vivimos en una era en la que debemos enfrentar muchos retos para lograr nuestras metas, y no debemos depender de algo nos impidan salir adelante, ni que nuestros prejuicios sesguen nuestras mentes en la toma de nuestras decisiones .

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